domingo, 16 de febrero de 2014

"Curación de contenidos"????


No, definitivamente no me gusta el término “curación de contenidos”. El término no es más que una burda traducción del inglés y con el que se pretenden agrupar actividades relacionadas con la gestión de información. Al fin y al cabo de lo que se trata es de buscar, agrupar, organizar y compartir paquetes de información o de contenido para generar conocimiento. En definitiva, gestionar o administrar información sobre temas específicos, con la ayuda de herramientas diseñadas para el tratamiento de la información.

El objetivo es que el proceso de búsqueda y filtrado de la información sobre un tema dado; su tratamiento, de acuerdo con los intereses y objetivos que determinan la búsqueda; y su difusión en una red, aunque este paso no tiene que darse necesariamente, ayuden a mejorar el conocimiento que se tiene sobre el tema seleccionado. Hasta aquí nada que alguien que se hubiese enfrentado a un proyecto de investigación no hubiese tenido que hacer con los motores de búsqueda y las bases de datos clásicas.

Lo novedoso de la situación se debe a la existencia de herramientas como Scoop.it o Storify. Se trata de herramientas de búsqueda y selección de información aunque de capacidad muy limitada.
He realizado una comparativa entre tres sistemas de búsqueda de información. El término clave ha sido “neurofilosofía”. Se trataba de elegir un término que, de un lado me interesa, y de otro, nos permite ser muy selectivos. Las herramientas de búsqueda han sido tres. Scoop.it, Storify y Google académico. Los resultados han sido muy desiguales.

  • Scoop.it en la primera búsqueda me ha aportado 24, resultados de los cuales sólo 2 estaban relacionados con el tema de la búsqueda. La mayoría se trata de vídeos de Youtube y ni siquiera están relacionados con la palabra clave.
  • Storify tan sólo ha proporcionado 3 elementos en su búsqueda, de los cuales 2 sí resultaron ser significativos al tratarse de dos referencias bibliográficas relacionadas con la palabra clave.
  • Google académico me ha proporcionado 477 entradas. Evidentemente no las he revisado todas, pero al menos las 30 primeras si resultaron ser relevantes.

En definitiva, Google académico ha sido mucho más eficaz en la búsqueda que las dos herramientas anteriores, además permite filtrar la búsqueda por universidades y guardar los resultados para su posterior tratamiento. Pese al éxito de Google académico hay que tener en cuenta que ha dejado fuera de la búsqueda aquellas Universidades a las que sólo se puede acceder desde la propia universidad o con las claves de usuario de la biblioteca.

Las conclusiones que debemos sacar del uso de herramientas como las anteriores es que si bien es cierto que estamos comparando herramientas distintas, en tanto que Google académico, como su propio nombre indica, está especializado en la búsqueda de información en ámbitos académicos y universitarios, si se trata de una herramienta mucho más potente y selectiva si lo que queremos es tratar un tema con rigor. Las otras dos herramientas sí resultan útiles cuando lo que se pretende es buscar información sobre temas más genéricos y con criterios de búsqueda menos exigentes.

Probablemente tanto Scoop.it como Storify sean unas herramientas interesantes para iniciar a los alumnos en la gestión de la información y el trabajo en grupo en la medida en la que es posible compartir los resultados de la búsqueda. El nivel en el que pueden ser usadas no va más allá de la enseñanza Secundaria, evidentemente en niveles superiores los alumnos/as deben ser mucho más críticos con los canales de búsqueda y filtrado de información.

En resumen, las herramientas analizadas tienen un ámbito de aplicación limitado y determinado en la enseñanza, que puede ser muy útil para iniciar a los alumnos/as en la gestión tanto de la información como de las fuentes en las que se busca, pero hay que tener en cuenta que se trata sólo de herramientas de apoyo. La gestión integrada de contenidos debe combinar el uso de estas herramientas con los sistemas clásicos de documentación.

En mi caso, prefiero usar sistemas de filtrado en los que decido las fuentes de información a  las que me subscribo, y para esto utilizo herramientas como Feedly, Symbaloo o NewsXpresso.


Para completar la unidad se me ocurrió la feliz idea de hacer la infografía utilizando Gloster.edu. sin percatarme de que había problemas con el código con la etiqueta <iframe/>. Os dejo una imagen de la infografía y su enlace, y también la infografía similar que realicé con PiktoChart

lunes, 10 de febrero de 2014

Sin papeles en Afania

Intentando instalarme en Afania, sin los papeles en regla y con el peligro constante de que me expulsen por mi falta de colaboración con las autoridades, me dispongo a exponer mi experiencia en este “país”.

Buscando un lugar en el que acomodarme vine a dar con una comunidad que quiere aprender a gestionar los centros educativos con las herramientas tecnológicas que tienen en este extraño país.

Los ciudadanos de Afania han sido muy amables y en todo momento he recibido ayuda para gestionar mi estancia. En mi comunidad hay 37 miembros y como las autoridades me han pedido que presente tres credenciales voy a utilizar a los miembros de mi comunidad con los que últimamente he tenido un mayor contacto.


Siento dejar fuera a Fernando Checa, que fue quién me abrió por primera vez la puerta de su comunidad, pero en el impreso sólo hay sitio para tres personas de confianza.

El trabajo de esta comunidad está dedicado a estudiar cómo gestionar los centros educativos mediante el uso de las TAC, y de nuevo me piden referentes para poder poner en orden mi situación administrativa en Afania.

Siendo de naturaleza vaga, y con el vicio de navegar en la red con rumbo incierto, me ha sido difícil encontrar “fuentes de información relevantes” sobre el tema, así que tiré de mi comunidad a ver qué sabían ell@s sobre el tema. Es aquí donde he encontrado los mejores referentes.

La comunidad está atareada estos días intentando centrar los temas que se deben debatir y buscando una metodología apropiada. Precisamente, reflexionando sobre estas cuestiones han incorporado como documentos previos al debate una serie de documentos que me han parecido aclaratorios.

Manuel Carro ha presentado el documento “ Cambios en los centros docentes”. Y en una línea similar Matilde Moreno ha generado un texto que nos sitúa ante el reto al que se enfrenta la comunidad: “AFANIA y la gestión de centros docentes”. Por último, un texto menos personal pero que puede ser interesante para hacernos una idea de los retos que tendría afrontar la comunidad, en su idea de extender la revolución tecno-educativa más allá de sus fronteras lo encontramos en el documento de D. Ángel G. Menéndez Pérez. Director de Equipamientos, Logística y Tecnología. Ente Público Andaluz de Infraestructuras y Servicios Educativos (ISE Andalucía). Consejería de Educación. Junta de Andalucía, en los seminarios organizados por SOCINFO “TIC en educación, Gestión de centros no universitarios” (VII. 2012) “La experiencia andaluza

De lo leído hasta ahora, lo único que me ha quedado claro es que en la gestión de los centros debemos distinguir, entre otros apartados, lo que es la propia gestión administrativa de los centros, de la gestión del conocimiento que generen los centros.

En el primer caso habría que tener en cuenta de qué manera el usos de las tecnologías de la información pueden ayudar a agilizar los procesos que permiten una mejor comunicación entre los miembros de la comunidad educativa. Creo que la utilización de este tipo de tecnologías puede contribuir a una mejora de la productividad, a facilitar el acceso de las familias a la vida académica y burocrática del centro, y a aumentar la democracia interna en los centros facilitando el acceso a la información y a la toma de decisiones.

Sobre el segundo aspecto, no me cabe la menor duda de que las herramientas con las que estamos trabajando pueden conseguir un mayor nivel de implicación de los alumnos/as sus estudios, mejorar la creatividad de sus trabajos, y a la toma de conciencia del valor del trabajo en grupo y la cooperación.

No caeré en el mismo error de aquellos inocentes ilustrados del XVIII que confiaron el bienestar de la humanidad al desarrollo tecnológico y a que los ciudadanos se subscribieran a la Enciclopedia. Pese a las bondades que aparentemente nos ofrece el uso de estas tecnologías, los problemas que su implementación suponen son muchos. De un lado, parafraseando a Marx, podemos decir aquello de que “todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada contra ellas”. Ni el sistema educativo, ni la inmensa mayoría de docentes, ni por supuesto los grandes lobbies editoriales están interesados en su desarrollo. De otro, corremos el riesgo de aumentar la brecha tecnológica entre alumnos/as y familias con fácil acceso a la tecnología y aquellos a los que precisamente la brecha tecnológica pueda jugarles una mala pasada.

Llegados a este punto sólo puedo aportar mi breve experiencia en el intento de implementar en mi centro un sistema de gestión que facilite el flujo de información de los tutores/as con su equipo educativo.
En mi centro (IES Mediterráneo. Salobreña-Granada) hace ya un par de años se nos ocurrió la idea de utilizar la herramienta que proporciona Google Drive para generar formularios y aplicarlos en la acción tutorial.

La recogida de información de un alumno y la preparación de las sesiones de evaluación se agilizan con la ayuda de estos formularios. El proceso es muy simple. Cada tutor/a genera un formulario con Google Drive en el que se recogen aquellos aspectos sobre los que necesite información. Mediante un email el formulario llega a los miembros del equipo educativo que simplemente tienen que rellenarlo. Toda la información llega a una tabla tipo Excel con la que el tutor/a genera un informe. Ese informe puede ser de recogida de información sobre la marcha académica de un alumno/a para pasársela a la familia, o sobre la marcha de un curso de cara a preparar las sesiones de evaluación.

Hasta ahora el resultado está siendo relativamente positivo. Los profesores/as han dejado de ir por los pasillos buscando a los compañeros/as para pedir información más o menos improvisada sobre un alumno/a, y a las sesiones de evaluación los tutores/as llegan con el informe académico del curso prácticamente finalizado, con lo que se gana mucho tiempo para la evaluación individualizada de los alumnos/as.

Os dejo un ejemplo de un modelo de formulario preparado para recoger información de la marcha académica de un alumno. Con esta información se genera el informe que se envía a las familias.


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sábado, 1 de febrero de 2014

Intoxicación informativa

El ser humano, como cualquier otro sistema de procesamiento de información, tiene el riesgo de sufrir un colapso informativo.  La humanidad es capaz de almacenar unos 295 exabytes de información, y aproximadamente somos capaces de enviar a través de los medios de comunicación 1,9 zettabytes de información, lo que sería equivalente a que cada persona en el mundo leyese 174 periódicos diarios. (M. Hilbert and P. Lopez, "The world's technological capacity to store, communicate and compute information," Science Express: Feb. 10, 2011.)

Este atracón de información no hay sistema que lo soporte y las consecuencias son evidentes: 

  • Estrés ante la necesidad de responder a la información que recibimos y ante la importancia de tener información actualizada
  • Bloqueo productivo provocado por la parálisis ante la pregunta de si habremos encontrado la mejor de las respuestas posibles o si disponemos de toda la información relevante sobre el tema que estamos trabajando.
  • Contribuimos a la sobrecarga informativa enviando información más o menos relevante o útil.

     Tan sólo hay que intentar seguir la plataforma del MOOC que estamos haciendo, sobredimensionada ahora por la información subida a Diigo. Es tal la avalancha de información o de información aparente, que quizá lo más sensato sea dejar de buscarla.

     Ramón Archanco (4 señales de alarma que demuestran que no estás preparado para hacer frente a la sobrecarga de información) apunta cuatro señales de alarma ante las que debemos estar alerta:

  1. Problemas para determinar lo que realmente queremos conocer
  2. No tener claro si la información que enviamos es relevante y si la recibe quien realmente la necesita
  3. No tener una jerarquía clara de los problemas que necesitamos resolver 
  4. Pensar que las aplicaciones tecnológicas son la solución del problema

     Para surfear en este tsunami informativo las estrategias de filtrado de contenidos parecerían ser la solución. La curación (palabro horrible que me niego a usar más) de contenidos la define Ramón Archanco como “buscar, encontrar y seleccionar los contenidos e informaciones relevantes para distribuirlos de forma segmentada en una organización o colectivo” (Curación de contenidos para seleccionar la información relevante). Vamos, un sistema para clasificar, ordenar o procesar información. Este proceso de filtrado de la información “supone mantener un esfuerzo de búsqueda sistemático mantenido en el tiempo y centrado en un tema o varios temas de relevancia para la organización o persona”

      Es precisamente ahora cuando la labor de los docentes se hace más necesaria. Enseñar a los alumnos/as a filtrar la información y a procesarla correctamente puede ser lo más útil que les enseñemos en su paso por los centros escolares. En este sentido he encontrado muy interesante las reflexiones en la entrada “El rol del docente en la era de Google”.

        Enseñarles a los alumnos que cantidad de información no es lo mismo que calidad de información. Pero sobre todo, enséñales a tener un espíritu crítico que les permita diferenciar entre la información y el rumor o como se decían los clásicos entre la simple opinión (doxa)  y la información sustentada sobre argumentos racionales (episteme). 

     En este proceso, sería un error pensar que las herramientas que usamos para filtrar y clasificar contenidos son la solución al problema. Mis primeros intentos por clasificar contenidos me llevaron a usar Pearltrees. Un auténtico fracaso, pues pronto quedó colapsada por la cantidad de nodos que se añadían a la red.

     El riesgo de dejar a un sistema automático de filtrado toda la responsabilidad es un grave error. Da la impresión de que la información nos llega sola, y que en tanto que consumidores de información, somos seres pasivos en manos de los algoritmos que sustentan las aplicaciones de búsqueda. El problema es doble. Por un lado, no sabemos bien cómo funcionan los algoritmos de búsqueda y cuánta información dejan, deliberadamente o no, fuera de Matrix. El segundo problema, al menos a mí me interesa mucho, se centra en las facilidades que damos a los que controlan el flujo de información para que puedan crear perfiles sociales, ideológicos, culturales o del tipo que sea, de la población. Las huellas que dejamos en nuestros rastreos o en el uso de las herramientas que amablemente nos ceden, permite la creación de perfiles sociales que no sólo son de gran valor económico para las empresas que gestionan y venden paquetes de información, sino que a los organismos gubernamentales, o extra gubernamentales, se lo ponemos muy fácil, demasiado fácil. También es labor nuestra mostrar a nuestros alumnos/as los peligros del el uso de las redes de comunicación. 

     En la entrada “Infoxicación: cuando la respuesta no es tecnológica, sino cultural” Javier Velilla reflexiona sobre algunas de estas cuestiones y apunta que la solución pasa por hacer un uso crítico de las herramientas que utilizamos. Como ya nos enseñó David Chalmers, “La percepción depende de la teoría”, la labor de filtrado y clasificación, para que sea útil depende de la teoría previa con la que nos acercamos a ella, por lo que no todo está en internet ni en el uso de tecnologías de filtrado, la solución es ante todo cultural.

Muy interesante el video de Javier Velilla: SIC: Infoxicación, cuando la tecnología no es suficiente

 

     En un sentido similar ha escrito nuestra compañera de MOOC Marta Torán (“Gestión de Información. Una máquina que no para nunca”) sobre esta necesidad de implementar un sentido crítico en el tratamiento de la información. Especialmente interesante el enlace Portal Educar: Cómo evaluar sitios y recursos educativos en Internet y el video “Habilidades del siglo XXI: Pensamiento crítico” que coloca en su entrada.

El uso de Clasificadores de información.

Antes de iniciar el curso utilizaba tres sistemas de filtrado y clasificación de contenidos: 
Para la gestión de la información he utilizado en clase Symbaloo. Los alumnos/as pueden agrupar en botones las webs que necesitan para realizar sus trabajos e incrustar en sus webs personales el resultado. Symbaloo ofrece la posibilidad de generar código html para poder visualizar los resultados en las webs o blog que los alumnos crean.


     También la denostada Pearltrees permitía generar una red en la que cada nodo es un vínculo a una fuente de información. Visualmente se puede obtener información sobre la estructura de un trabajo a partir de la red y el enlace de los nodos.

     El uso estos días de Netvibes, me está convenciendo por su facilidad de uso y su entorno “amigable”. Creo que reúne las dos principales virtudes de Symbaloo y de NewsXpresso. De todos modos, nada como una tarde de biblioteca.