sábado, 1 de febrero de 2014

Intoxicación informativa

El ser humano, como cualquier otro sistema de procesamiento de información, tiene el riesgo de sufrir un colapso informativo.  La humanidad es capaz de almacenar unos 295 exabytes de información, y aproximadamente somos capaces de enviar a través de los medios de comunicación 1,9 zettabytes de información, lo que sería equivalente a que cada persona en el mundo leyese 174 periódicos diarios. (M. Hilbert and P. Lopez, "The world's technological capacity to store, communicate and compute information," Science Express: Feb. 10, 2011.)

Este atracón de información no hay sistema que lo soporte y las consecuencias son evidentes: 

  • Estrés ante la necesidad de responder a la información que recibimos y ante la importancia de tener información actualizada
  • Bloqueo productivo provocado por la parálisis ante la pregunta de si habremos encontrado la mejor de las respuestas posibles o si disponemos de toda la información relevante sobre el tema que estamos trabajando.
  • Contribuimos a la sobrecarga informativa enviando información más o menos relevante o útil.

     Tan sólo hay que intentar seguir la plataforma del MOOC que estamos haciendo, sobredimensionada ahora por la información subida a Diigo. Es tal la avalancha de información o de información aparente, que quizá lo más sensato sea dejar de buscarla.

     Ramón Archanco (4 señales de alarma que demuestran que no estás preparado para hacer frente a la sobrecarga de información) apunta cuatro señales de alarma ante las que debemos estar alerta:

  1. Problemas para determinar lo que realmente queremos conocer
  2. No tener claro si la información que enviamos es relevante y si la recibe quien realmente la necesita
  3. No tener una jerarquía clara de los problemas que necesitamos resolver 
  4. Pensar que las aplicaciones tecnológicas son la solución del problema

     Para surfear en este tsunami informativo las estrategias de filtrado de contenidos parecerían ser la solución. La curación (palabro horrible que me niego a usar más) de contenidos la define Ramón Archanco como “buscar, encontrar y seleccionar los contenidos e informaciones relevantes para distribuirlos de forma segmentada en una organización o colectivo” (Curación de contenidos para seleccionar la información relevante). Vamos, un sistema para clasificar, ordenar o procesar información. Este proceso de filtrado de la información “supone mantener un esfuerzo de búsqueda sistemático mantenido en el tiempo y centrado en un tema o varios temas de relevancia para la organización o persona”

      Es precisamente ahora cuando la labor de los docentes se hace más necesaria. Enseñar a los alumnos/as a filtrar la información y a procesarla correctamente puede ser lo más útil que les enseñemos en su paso por los centros escolares. En este sentido he encontrado muy interesante las reflexiones en la entrada “El rol del docente en la era de Google”.

        Enseñarles a los alumnos que cantidad de información no es lo mismo que calidad de información. Pero sobre todo, enséñales a tener un espíritu crítico que les permita diferenciar entre la información y el rumor o como se decían los clásicos entre la simple opinión (doxa)  y la información sustentada sobre argumentos racionales (episteme). 

     En este proceso, sería un error pensar que las herramientas que usamos para filtrar y clasificar contenidos son la solución al problema. Mis primeros intentos por clasificar contenidos me llevaron a usar Pearltrees. Un auténtico fracaso, pues pronto quedó colapsada por la cantidad de nodos que se añadían a la red.

     El riesgo de dejar a un sistema automático de filtrado toda la responsabilidad es un grave error. Da la impresión de que la información nos llega sola, y que en tanto que consumidores de información, somos seres pasivos en manos de los algoritmos que sustentan las aplicaciones de búsqueda. El problema es doble. Por un lado, no sabemos bien cómo funcionan los algoritmos de búsqueda y cuánta información dejan, deliberadamente o no, fuera de Matrix. El segundo problema, al menos a mí me interesa mucho, se centra en las facilidades que damos a los que controlan el flujo de información para que puedan crear perfiles sociales, ideológicos, culturales o del tipo que sea, de la población. Las huellas que dejamos en nuestros rastreos o en el uso de las herramientas que amablemente nos ceden, permite la creación de perfiles sociales que no sólo son de gran valor económico para las empresas que gestionan y venden paquetes de información, sino que a los organismos gubernamentales, o extra gubernamentales, se lo ponemos muy fácil, demasiado fácil. También es labor nuestra mostrar a nuestros alumnos/as los peligros del el uso de las redes de comunicación. 

     En la entrada “Infoxicación: cuando la respuesta no es tecnológica, sino cultural” Javier Velilla reflexiona sobre algunas de estas cuestiones y apunta que la solución pasa por hacer un uso crítico de las herramientas que utilizamos. Como ya nos enseñó David Chalmers, “La percepción depende de la teoría”, la labor de filtrado y clasificación, para que sea útil depende de la teoría previa con la que nos acercamos a ella, por lo que no todo está en internet ni en el uso de tecnologías de filtrado, la solución es ante todo cultural.

Muy interesante el video de Javier Velilla: SIC: Infoxicación, cuando la tecnología no es suficiente

 

     En un sentido similar ha escrito nuestra compañera de MOOC Marta Torán (“Gestión de Información. Una máquina que no para nunca”) sobre esta necesidad de implementar un sentido crítico en el tratamiento de la información. Especialmente interesante el enlace Portal Educar: Cómo evaluar sitios y recursos educativos en Internet y el video “Habilidades del siglo XXI: Pensamiento crítico” que coloca en su entrada.

El uso de Clasificadores de información.

Antes de iniciar el curso utilizaba tres sistemas de filtrado y clasificación de contenidos: 
Para la gestión de la información he utilizado en clase Symbaloo. Los alumnos/as pueden agrupar en botones las webs que necesitan para realizar sus trabajos e incrustar en sus webs personales el resultado. Symbaloo ofrece la posibilidad de generar código html para poder visualizar los resultados en las webs o blog que los alumnos crean.


     También la denostada Pearltrees permitía generar una red en la que cada nodo es un vínculo a una fuente de información. Visualmente se puede obtener información sobre la estructura de un trabajo a partir de la red y el enlace de los nodos.

     El uso estos días de Netvibes, me está convenciendo por su facilidad de uso y su entorno “amigable”. Creo que reúne las dos principales virtudes de Symbaloo y de NewsXpresso. De todos modos, nada como una tarde de biblioteca.

2 comentarios:

  1. Muy interesante y muy bien expuesto. Me falta pinterest, a mi me sirve, i evernote... No consigo entender bien ni digolet, ni netvibes.

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  2. Excelente!! yo todavía sigo tratando de entender varias herramientas.

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